El tercer episodio de la segunda temporada de ‘The Last of Us’ ha dejado a los fanáticos en un estado de asombro y reflexión, especialmente después del devastador desenlace del segundo episodio. La muerte de Joel, un punto de inflexión crucial en la trama, resuena de manera profunda tanto en la narrativa de los videojuegos como en la serie de HBO. Desde los primeros momentos, el episodio establece un tono sombrío, simbolizado en la animación del hongo que avanza, marcando la soledad de Ellie, quien ya no está acompañada por Joel. Este cambio drástico no solo resalta la desolación de Ellie, sino que también prepara al espectador para la inevitable cruzada de venganza que se avecina.
La apertura del episodio presenta la brutalidad y el caos tras la Batalla de Jackson, donde los cuerpos de los infectados y la devastación ponen de manifiesto el estado crítico de la humanidad en este mundo. Este arranque es fundamental para entender el entorno en el que Ellie se encuentra; una comunidad que ha resistido un golpe feroz, pero que también enfrenta un vacío emocional tras la pérdida de Joel. La visita de Ellie a la casa de su amigo fallecido subraya su transformación. Es un encuentro pesado, destinado a revelar tanto su vulnerabilidad como su determinación.
A medida que transcurren los acontecimientos, Ellie descubre la verdad detrás de la muerte de Joel. La revelación que recibe de Dina sobre el grupo responsable de su asesinato desencadena el deseo de venganza en Ellie. Ya no es solo una niña tratando de sobrevivir, sino una joven marcada por la tragedia y impulsada a buscar justicia. Esta transición del personaje se siente orgánica y necesaria, y refleja el viaje emocional que muchos seguidores de la serie anticipan. La discusión en el consejo comunitario resulta ser una distracción, ya que Ellie comprende que debe llevar a cabo esta misión sola, iniciando así una peligrosa aventura.
La relación entre Ellie y Dina se convierte en un componente central del episodio, ofreciendo un contraste emocional al viaje sombrío de venganza. La intervención de Seth agrega otra capa a la dinámica del grupo, proporcionando recursos y un apoyo inesperado. Sin embargo, el tono general del episodio, con su desplazamiento hacia Seattle, parece despreciar la expectativa de peligro, lo que podría ser una estrategia narrativa para resaltar la fragilidad de Ellie durante su proceso de duelo.
Finalmente, el episodio culmina en un entorno expectante, donde el viaje de Ellie y Dina hacia Seattle está marcado por la violencia inminente de los serafitas. La brutalidad del encuentro que nunca llega a mostrarse en pantalla crea una atmósfera tensa y anticipativa. Al llegar a Seattle, las jóvenes aún no saben que se enfrentan a un ejército bien armado, lo que intensifica el dramatismo de la historia. La serie se prepara para un enfrentamiento épico, prometiendo emociones fuertes en el próximo episodio, donde la figura de Isaac seguramente tendrá un papel fundamental.