María Oruña, reconocida escritora gallega, se embarca en una nueva aventura literaria con su reciente novela, «El albatros negro», la cual está ambientada en su natal ciudad de Vigo. Este es un territorio novelístico inexplorado para la autora, que ha encontrado en la historia y el paisaje de su hogar la inspiración necesaria para narrar un apasionante misterio. «Buscaba un proyecto editorial que se ajustase más a mi evolución como escritora», confiesa Oruña, quien ha dejado atrás la abogacía para dedicarse plenamente a la literatura. Con esta obra, Oruña regresa a sus raíces, saldando así una deuda que tenía con el escenario de su infancia y juventud, un Vigo que les invita a los lectores a explorar sus matices y secretos.
La novela se desarrolla en un contexto de aventura y misterio que atrapa desde la primera página. Oruña sitúa la acción en las islas Cíes, un paraje idóneo que se suma al dramatismo de un tesoro enigmático hundido en el Atlántico y que fue buscado por los hombres durante siglos. La prosa de la autora fluye como las aguas de la ría de Vigo, convirtiéndose en una guía que describe tanto la belleza natural que rodea la ciudad como sus historias olvidadas, tales como las guerras del siglo XVIII entre holandeses e ingleses. Este trasfondo histórico no solo enriquece la trama, sino que también conecta a los personajes con el legado cultural que Vigo representa.
En «El albatros negro», Oruña presenta al subinspector Pietro Rivas y a la inspectora de Patrimonio Nagore Freire, quienes se sumergen en una investigación que da vida a la narrativa de la novela. La inesperada muerte de una historiadora naval, clave para el rescate del tesoro hundido, pone en marcha una serie de eventos que mantendrán al lector en vilo. La combinación de misterio y aventura hace que la historia sea un reflejo de la propia travesía personal de Oruña, quien disfruta de la posibilidad de explorar la ciudad desde la mirada de sus personajes, revelando una dimensión del Vigo amurallado que sorprende y fascina por igual.
Aunque Oruña escribe en un género que podría catalogarse como «novela negra», ella se aleja de definiciones restrictivas, afirmando que su prioridad son los personajes bien construidos. «Nunca es mi intención hacer novelas femeninas; lo que busco es la complejidad y la profundidad», subraya. En este sentido, su enfoque va más allá de lo convencional, buscando retratar realidades humanas que trascienden el género. Así, el relato se convierte en un espacio donde la inclusión de personajes variados y multifacéticos enriquece la trama y despierta el interés del lector.
Por otra parte, Oruña ha compartido con humor la influencia que su hijo, Alan, de 14 años, ha tenido en su proceso creativo como crítico literario. «Es un lector muy duro», revela, lo que convierte su opinión en un referente importante a la hora de evaluar su obra. En el mismo tono ligero, Oruña expresa su deseo de ver en Vigo un museo submarino al estilo del mítico «Nautilus», un sueño que refleja su profundo amor por el mar y la historia de su entorno. Sin embargo, la escritora se apresura a aclarar que, aunque su biografía influye en su escritura, no busca crear autoficción, sino conectar de manera auténtica con el mundo que ha plasmado en sus páginas.