En el marco de la discusión por la consulta popular impulsada por el presidente Gustavo Petro, el ambiente en el Senado se torna tenso. Para que el Gobierno logre materializar su llamado a las urnas, necesita el apoyo de 53 de los 105 senadores, pero a solo días de que se inicie la puja, cuenta con tan solo 36 votos confirmados. Petro ha manifestado en un tono desafiante que muchos senadores «están en contra de la realidad misma», lo que refleja la creciente polarización en la política colombiana. Esta afirmación ha generado reacciones tanto positivas como negativas, destacando la división en la bancada legislativa ante este controversial tema.
A pesar de que el Gobierno aún se encuentra en medio del trámite de otras reformas, como la reforma de salud, la consulta popular se convierte en un eje central en la estrategia política del presidente Petro. La iniciativa busca no solo la validación legislativa, sino también el respaldo de la ciudadanía, a fin de otorgar legitimidad a sus proyectos. Sin embargo, los 36 votos que posee en la actualidad son insuficientes para la consecución de este objetivo. El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha dejado en claro que esta consulta será una realidad a pesar de los obstáculos legislativos, una postura que muestra la urgencia del Gobierno por conectar con el pueblo fuera del Congreso.
El camino hacia la consulta popular está lleno de desafíos legales y políticos. Según la Constitución, es necesario contar con un concepto previo del Senado que determine la viabilidad de la consulta antes de proceder a una votación. Esta dinámica pone a prueba la habilidad del Gobierno para negociar y conseguir el respaldo de los indecisos, que juegan un papel crucial en esta contienda. A medida que el panorama se configura, la tendencia de los votos puede variar, lo que hace que la situación sea aún más volátil, especialmente después de la reacción negativa que provocó el discurso de Petro durante las recientes movilizaciones.
La tensión se intensifica tras las críticas directas de Petro hacia los senadores, a quienes acusó de traicionar al pueblo y sucumbir ante la codicia. Estas declaración hizo eco en el Senado, reflejando el descontento que existe entre los congresistas. El presidente del Senado, Efraín Cepeda, respondió con énfasis a las palabras de Petro, indicando que insinuaciones sobre un golpe de Estado son peligrosas y que el Congreso no debe ser menospreciado. Un ambiente que antes era de diálogo ahora parece estar convirtiéndose en un campo de batalla retórico, lo que podría dificultar futuros acuerdos.
Entre tanto, el primer rechazo formal a la consulta popular ha llegado de la mano de Cambio Radical, un partido que asegura representar a una porción considerable de los ciudadanos que no se han movilizado a favor de esta iniciativa. La decisión de esta bancada de no apoyar el proceso demuestra la creciente desconexión entre el Gobierno y ciertos sectores del Congreso, así como de la población. La agrupación ha argumentado que la consulta es inconveniente en el contexto actual del país, lo que deja entrever que la recepción de la propuesta del Gobierno no es tan unánime como se esperaba.