César Pérez Gellida desembarcó en su ciudad natal, Valladolid, para presentar su más reciente obra, ‘Nada bueno germina’, la secuela de su exitosa novela ‘Bajo tierra seca’, con la cual ganó el premio Nadal en 2024. En este nuevo thriller histórico, el autor da rienda suelta a su imaginación en un contexto de principios del siglo XX, sumando una notable cifra de 44 muertes a la narrativa, cada una con nombre y apellido. Este enfoque cruento, tal y como Gellida ha destacado, busca impactar al lector, generando sensaciones de inquietud y sorpresa mientras se despliega la trama.
Durante la presentación, Pérez Gellida, conocido por sus métodos de trabajo singulares —escribe con el ruido de un secador de pelo de fondo—, detalló cómo su nuevo libro ha evolucionado desde el árido oeste de la anterior novela hacia un espléndido y violento recorrido por la península, centrado en la travesía de Sebastián Costa y Antonia Monterroso. Los personajes, que ya cautivaron al público en la obra anterior, se enfrentan a un dilema de lealtad y traición que amenaza no solo sus vidas, sino también su moralidad, en medio de un ambiente de crímenes y pasiones desbordadas.
Pérez Gellida, que admite ser insomne y trabajar principalmente en las primeras horas de la mañana, destacó que nunca planifica sus novelas de antemano y se guía por las voces de los personajes que habitan en su mente. Este método le permite traducir imágenes a palabras de manera orgánica, creando una atmósfera envolvente que promete cautivar a más de medio millón de lectores que siguen su carrera. En la presentación, el autor guió a los periodistas por las calles de Valladolid, evocando la travesía de sus personajes junto a un actor que daba vida al narrador de la historia.
El escritor mencionó que su principal preocupación no son las críticas, a pesar de ser consciente de su importancia, sino asegurarse de que su novela alcance una amplia difusión. Con un tono despreocupado, Gellida bromeó sobre su antigua profesión de guionista, refiriéndose al difícil camino de convertir sus novelas en proyectos audiovisuales. Además, admitió que, de encontrar su voz en el ámbito del crimen, sería un asesino metódico que preferiría permanecer en las sombras.
Finalmente, Gellida enfatizó el simbolismo que encierra la tierra en su obra, reflejando la idea de que la fertilidad de esta puede determinar el destino de las personas. Con un mensaje claro y oscuro, advirtió que su novela no ofrece finales felices, y que, al situar la resolución en Valladolid, busca conectar con una esencia propia y única que solo puede surgir en casa. ‘Nada bueno germina’, una obra tanto desgarradora como fascinante, desafía las expectativas del lector y promete un viaje inolvidable a través de la historia y el crimen.