En el vibrante corazón de Colombia, un joven surcoreano llamado Zion Hwang ha emergido como una figura intrigante en la escena musical local, desafiando las expectativas tradicionales. Con solo 27 años, Zion ha atraído la atención de millones al contar su historia a través de las redes sociales, donde acumula 3,7 millones de seguidores en TikTok y 2,6 millones en Instagram. Su enfoque no está en el K-Pop, el género musical que ha capturado la imaginación de muchos en América Latina, sino en la rica herencia musical colombiana. Su habilidad para conectar con el público se basa en su autenticidad, compartiendo sus experiencias personales y culturales desde su llegada a Colombia, lo que le ha valido un lugar especial en los corazones de los colombianos.
La historia de Zion comienza en Corea del Sur, donde a la edad de siete años su padre le sugirió estudiar en China, convencido de que el mandarín sería crucial para su futuro. Durante diez años, Zion enfrentó numerosas dificultades, marcada por la presión académica y el bullying, lo que lo llevó a refugiarse en los estudios y el baloncesto. A pesar de sus logros, un accidente trágico le impidió alcanzar su sueño de convertirse en jugador profesional, sumiéndolo en una depresión profunda. Este episodio trágico sería solo el comienzo de una travesía hacia un nuevo hogar que cambiaría su vida para siempre.
Zion viajó a Alemania en un intento de expandir sus horizontes, pero lejos de aliviar su tristeza, la experiencia intensificó su soledad. Finalmente, fue su padre el que sugirió un destino inusual: Colombia. El joven, que inicialmente estaba escéptico acerca de los peligros que le habían advertido sobre el país, se encontró rápidamente con una calidez y amabilidad que nunca había experimentado. Desde su llegada, la música, el baile y la gastronomía se convirtieron en bálsamos para su alma, dándole un renovado sentido de pertenencia y propósito.
La llegada de Zion a Colombia se enmarca en un contexto cultural donde el K-Pop ha capturado la atención de los jóvenes, permitiéndole capitalizar su herencia surcoreana al abrir un restaurante que fusiona la comunidad coreana con la cultura colombiana. Este esfuerzo no solo lo ayudó a establecerse en su nuevo país, sino que también le dio la plataforma necesaria para convertirse en un ícono emergente en las redes sociales. Fue en este ambiente donde Zion se animó a compartir su talento musical, logrando resonar con un público amplio y diverso que celebra sus interpretaciones de música popular colombiana.
Hoy en día, Zion se dedica a rendir homenaje a Colombia a través de su música, incorporando géneros como rancheras y cumbia en su repertorio. Lejos de los estigmas que rodean el país, su objetivo es mostrar la autenticidad y la riqueza cultural que Colombia tiene para ofrecer. A pesar de sus éxitos, Zion reconoce los desafíos sociales y económicos que enfrenta el país, pero está decidido a llevar un mensaje de esperanza y alegría. En sus propias palabras, ser un «surcoreano que ama a Colombia» se ha convertido en su misión, y su historia es un testimonio del poder de la música y la cultura como factores de sanación y conexión entre pueblos.