Una tragedia conmocionó recientemente a la comunidad colombiana, especialmente en Cajicá, Cundinamarca, tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Valeria Afanador, la niña de 10 años desaparecida hacía 18 días en su colegio. La niña, que padecía Síndrome de Down, fue encontrada por un campesino en inmediaciones del río Frío, a solo 300 metros del Gimnasio Campestre Los Laureles, la institución donde estudiaba. El descubrimiento ocurrió el pasado viernes, 29 de agosto, y fue confirmada por el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey Ángel, quien expresó su «profunda tristeza y dolor» ante la situación. La búsqueda de Valeria había mantenido en vilo a todo un país, y ahora el lamentable desenlace subraya la urgencia de estrategias eficaces de protección infantil.
Las circunstancias que rodean la desaparición y muerte de Valeria han suscitado una ola de interrogantes. De acuerdo con el gobernador Rey, el área donde fue hallado el cuerpo había sido inspeccionada en múltiples ocasiones, lo que lleva a especulaciones sobre la posibilidad de un crimen. «Es improbable que el cuerpo haya estado allí todo el tiempo», indicó Rey en su cuenta de X, sugiriendo que las autoridades deben investigar a fondo las causas de esta tragedia. Este sentimiento es compartido también por el abogado de la familia, Julián Quintana, quien ha calificado la muerte de Valeria como un «atroz crimen» y ha pedido que se aclare la implicancia del colegio en este caso.
Quintana también ha denunciado omisiones por parte del colegio que podrían haber contribuido a la desaparición de Valeria. En declaraciones a medios locales, argumentó que la institución no garantizó la supervisión adecuada de la niña y que, tras la tragedia, habrían manipulado la escena al rellenar de cemento los huecos en la reja por donde presuntamente salió Valeria. Se prevé que la familia tome acciones legales contra el Gimnasio Campestre Los Laureles, lo que abrirá una nueva dimensión en la investigación relacionada con la responsabilidad de los empleados del colegio.
Por su parte, el Gimnasio Campestre Los Laureles emitió un comunicado donde expresaron su «herido corazón» y su solidaridad con la familia de Valeria. Prometieron acompañarlos en su búsqueda de justicia y verdad, aunque la comunidad educativa enfrenta un clima de creciente preocupación y desconfianza. La institución se comprometió a cooperar en la investigación que determinará las causas del fallecimiento de Valeria, esperándose resultados de Medicina Legal en los próximos días.
La muerte de Valeria Afanador ha generado un clamor por justicia entre los ciudadanos que exigen respuestas claras sobre un caso que ha dejado marcado a Cundinamarca y al país entero. La investigación sobre las posibles responsabilidades del colegio y la posibilidad de un rapto por parte de un tercero están en marcha, con la esperanza de proporcionar tanto a la familia como a la sociedad las respuestas que merecen. Este trágico incidente no solo resalta la vulnerabilidad de los niños en las instituciones educativas, sino que también pone de relieve la necesidad de reforzar las medidas de seguridad y protección para evitar que se repitan hechos como este.



















