El 19 de febrero de 2025, Colombia volvió a ser escenario de una serie de sismos que han despertado la preocupación de sus ciudadanos. Según los informes del Servicio Geológico Colombiano, varios movimientos telúricos se registraron en diversas regiones del país, destacando la intensidad y frecuencia de estos fenómenos naturales. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de que la población esté preparada para afrontar posibles emergencias, ya que la actividad sísmica en el país es un hecho irreversible. A continuación, se presentan algunas de las principales medidas de seguridad que se deben considerar para evitar emergencias en caso de un temblor.
De acuerdo con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastre, es esencial que los colombianos conozcan las zonas más vulnerables a los sismos. El mapa de amenazas sísmicas revela que regiones como el Nido sísmico de Bucaramanga son particularmente propensas a estos eventos, lo que debería llevar a los habitantes a reforzar la seguridad de sus hogares y a estar preparados con un plan de emergencia. Asimismo, es vital que cada familia tenga un botiquín de emergencia bien abastecido, incluyendo vendas, gasas estériles, analgésicos y otros suministros importantes, para hacer frente a cualquier eventualidad.
Los Santos, un municipio en el corazón de la actividad sísmica colombiana, representa el epicentro de la mayoría de los temblores en el país. Según datos del Servicio Geológico Colombiano, este lugar ha sido responsable de aproximadamente el 60% de los sismos registrados, incluyendo el temblor de 5.7 grados que se produjo el 28 de mayo de 2024, el cual causó evacuaciones masivas. Este fenómeno no solo resalta la vulnerabilidad geográfica de la región, sino que también enfatiza la importancia de realizar simulacros y mantener la comunidad informada sobre cómo actuar durante un sismo.
Ante la posibilidad de un sismo que coincida con fuertes lluvias, es crucial que los ciudadanos mantengan sus viviendas en condiciones óptimas. Esto implica revisar la estructura de la casa, asegurar muebles y objetos pesados, y tener un plan de emergencia que contemple el riesgo de inundaciones. La combinación de un sismo y lluvias intensas puede generar situaciones de riesgo mayor, por lo que estar preparados puede marcar la diferencia entre la seguridad y una tragedia. La comunidad debe estar alerta y coordinar esfuerzos para garantizar la protección de todos.
Finalmente, la revisión de canales y desagües en el hogar es una medida preventiva que no debe ser subestimada. Los sismos pueden causar daños que comprometan el funcionamiento de estos sistemas, aumentando el riesgo de inundaciones. La historia ha demostrado que el Pacífico Colombiano fue devastado por un terremoto y un tsunami en 1906, lo que subraya la importancia de estar preparados para cualquier eventualidad. Vivir en una zona sísmica conlleva responsabilidades que todos deben asumir, y la educación y la preparación son fundamentales para mitigar los efectos de estos desastres naturales.