Gabriela Navarra, de 66 años, se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos de los jubilados en Argentina tras su participación en la última “marcha de los jubilados” frente al Congreso. Esta manifestación, que se lleva a cabo todos los miércoles, busca reclamar mejoras en las remuneraciones de los jubilados, quienes han visto su poder adquisitivo erosionado por la crisis económica. Sin embargo, la experiencia de Gabriela fue abruptamente violenta; sufrió cuatro heridas de balas de goma en las piernas y asegura que no volverá a participar, pese a seguir apoyando la causa. «Aún estoy mal, angustiada por lo que pasó», afirma, reflejando la preocupación de muchos jubilados que sienten que sus demandas no están siendo escuchadas.
A pesar de que Gabriela tiene una pensión que la coloca en una mejor posición que muchos de sus pares—resultado de más de tres décadas de trabajo como periodista—, la llegada de Javier Milei al poder ha empeorado su situación. «Perdí la mitad de mis empleos debido a la reducción de fuentes de trabajo y mi seguro médico privado aumentó más del 100%», explica. Su jubilación, a pesar de recibir ajustes por la inflación cercana al 120% en 2024, no ha sido suficiente para cubrir sus necesidades, llevándola a tomar decisiones difíciles, como vender su auto. La realidad de Gabriela es un reflejo del sufrimiento de millones de jubilados que sobreviven con un haber mínimo que apenas supera la línea de pobreza.
El impacto de las políticas del gobierno de Milei ha sido alarmante. A lo largo del primer semestre de su mandato, la pobreza entre los adultos mayores casi duplicó sus cifras, pasando del 17,6% al 29,7%. Este aumento se ha visto agravado por el congelamiento de bonos para los que perciben pensiones más bajas y el significativo aumento en las tarifas de servicios públicos. Estos factores han llevado a que los jubilados, muchos de los cuales dependen del Programa de Asistencia Médica Integral (Pami), enfrenten un costo exorbitante en medicamentos, que aumentaron un 240% en promedio en 2024. Esta combinación de medidas ha hecho que muchos jubilados se encuentren al borde de la pobreza.
El presidente Milei ha intentado justificar su postura, argumentando que los jubilados son el segmento de la población con menor índice de pobreza. Sin embargo, este argumento oculta la crisis que enfrentan los más vulnerables, especialmente los niños, cuya situación es aún más crítica. Mientras el gobierno se centra en reducir el gasto público, los jubilados continúan protestando por sus derechos, con las mayores ayudas estatales dirigidas a los sectores más jóvenes. Esto genera un profundo descontento entre los jubilados que se sienten desplazados y olvidados.
Las manifestaciones de jubilados han resurgido con fuerza en respuesta a las políticas austeras de Milei, recordando movimientos anteriores en la historia argentina. Desde la emblemática lucha de Norma Plá en los años 90 hasta las recientes movilizaciones, los jubilados han hecho visible su descontento frente al Congreso. La inclusión de hinchas de fútbol en las marchas ha dado un nuevo impulso a la protesta, resaltando la solidaridad entre diferentes sectores de la sociedad. A pesar de las violencias observadas en la últimos protestas, Gabriela y otros jubilados aún ven con esperanza que el apoyo de diversas organizaciones y sectores puede llevar a cambios significativos en la situación actual.