En las últimas dos décadas, un impresionante cambio ha transformado una zona de la Zona Este de São Paulo, que una vez estuvo sumida en la decadencia y el abandono, en un vibrante bosque urbano conocido como Parque Lineal de Tiquatira. Ubicado en Vila São Geraldo, este parque no solo ha revitalizado el entorno, sino que también ha proporcionado a los residentes un espacio para la recreación y el deporte. Con la plantación de más de 41,000 árboles, Hélio da Silva, apodado el «plantador de árboles», ha llevado a cabo un proyecto longevo que no solo combate el calor extremo de la metrópoli, sino que también ha comenzado a atraer una variedad de especies de aves y otros animales, que habían desaparecido de la zona hace mucho tiempo. Este éxito comenzó con una simple idea de Hélio, quien se propuso restaurar la biodiversidad original perdida en la región.
Tiquatira, antes un vertedero y un lugar de conductas antisociales, ha sido transformado en un refugio para la flora y fauna locales. Durante sus primeras incursiones, Silva se enfrentó a numerosas dificultades, incluidos intentos de destrucción de los árboles recién plantados. Sin embargo, cada adversidad solo sirvió para aumentar su determinación. Con una visión clara de restaurar el paisaje natural que una vez existió, Hélio compró sus primeras plántulas y, aunque los intentos iniciales resultaron infructuosos, no cedió ante las críticas desalentadoras de su entorno. En lugar de rendirse, decidió redoblar sus esfuerzos, desafiando a quienes no creían en su proyecto.
Con el tiempo, la historia del Parque Tiquatira se cruzó con la política ambiental local. Hélio conoció a Eduardo Jorge, quien fue secretario de Medio Ambiente de São Paulo, y fue clave en la consolidación de la iniciativa de Silva. Jorge implementó una serie de políticas que alentaron la ampliación de áreas verdes en la ciudad, apoyando el trabajo de Silva y facilitando el reconocimiento oficial del parque en 2008. Esto permitió que Tiquatira se convirtiera en el parque lineal más grande de São Paulo, con una extensión de 3 kilómetros y un área de 192,000 m², donde la vegetación florece en armonía con el entorno urbano.
El Parque Tiquatira no solo representa un espacio verde crucial para los habitantes de la zona, sino que también ayuda a mitigar el efecto de las olas de calor que afectan a las regiones urbanas en el contexto del cambio climático. Diversos estudios han demostrado que la presencia de árboles contribuye a reducir las temperaturas en los barrios, ofreciendo un alivio notable a los residentes que frecuentan el parque. Este efecto positivo en el microclima atrae a más visitantes, que ahora pueden disfrutar de actividades al aire libre en un entorno fresco y natural. La transformación de Tiquatira ha sido, en parte, un proyecto de revitalización social al mejorar también la calidad de vida de quienes habitan en el área.
Hoy en día, la dedicación de Hélio da Silva va más allá de la plantación de árboles; busca inspirar a las futuras generaciones a cuidar y mantener el legado que ha creado. Con planes para implementar pequeñas bibliotecas en el parque y dar charlas en escuelas, Hélio espera fomentar una cultura de respeto hacia la naturaleza. Su mantra, que sugiere una conexión intrínseca entre el ser humano y árboles, destaca la importancia de esta reveladora experiencia de restauración ambiental. Hélio no solo ha creado un espacio verde, sino que también ha cultivado un sentido de comunidad y responsabilidad ambiental que probablemente perdurará en el tiempo.