La Directora General de la Unesco, Audrey Azoulay, expresó su profundo pesar por la decisión del gobierno de Nicaragua de retirarse de la organización internacional. La medida, que se anunció tras la concesión del Premio Mundial de Libertad de Prensa al periódico La Prensa, implica un grave retroceso para la cooperación educativa y cultural en el país centroamericano. Azoulay subrayó que este tipo de acciones afecta no solo a la relación entre Nicaragua y la comunidad internacional, sino, sobre todo, a la posibilidad de que los ciudadanos nicaragüenses se beneficien de programas vitales de desarrollo y formación.
Managua ha rechazado de manera contundente el premio otorgado a La Prensa, calificándolo de «un engendro diabólico de antipatriotas». El gobierno se ha defendido acusando a este medio de promover la violencia y los crímenes de odio, así como de ser un instrumento de intervención extranjera en los asuntos internos del país. Azoulay respondió a estas críticas señalando que el papel de la Unesco es precisamente defender la libertad de expresión y la independencia periodística, valores fundamentales en cualquier sociedad democrática.
La premiación, programada para el 7 de mayo en Bruselas durante la Conferencia Mundial sobre la Libertad de Prensa, busca reconocer el coraje y la perseverancia de La Prensa, que a pesar de la represión, ha continuado brindando información a los nicaragüenses. Azoulay recordó que tras la prisión y expulsión de sus líderes, el periódico ha adaptado su operación, trabajando desde el exilio en varios países, incluyendo Costa Rica, España y Estados Unidos. Este esfuerzo subraya la importancia de mantener la voz y el derecho a la información, incluso en circunstancias adversas.
La decisión de Nicaragua de abandonar la Unesco, que se hará efectiva el 31 de diciembre de 2026, refleja un creciente aislamiento y un rechazo a las normas internacionales sobre libertad de prensa y derechos humanos. La caída en picada de la libertad de expresión en el país ha sido objeto de preocupación internacional, y la retirada del organismo no hace sino aumentar las alarmas sobre el futuro del periodismo en Nicaragua y su compromiso con los derechos democráticos. Azoulay insistió en que la defensa de estos valores es una responsabilidad colectiva que debe ser promovida en todos los rincones del mundo.
El contexto global del periodismo enfrenta desafíos cada vez más complejos, y la situación en Nicaragua se erige como un ejemplo más de cómo las dictaduras pueden intentar acallar a los medios de comunicación independientes. La Unesco, a través de sus premios y proyectos, continúa trabajando incansablemente para apoyar a los periodistas y medios que luchan por informar a sus comunidades. La decisión de Nicaragua es vista como un obstáculo en la lucha por la libertad de prensa, y la comunidad internacional espera que los ciudadanos nicaragüenses encuentren otras vías para hacer escuchar sus voces y proteger sus derechos.