Kinshasa, 19 de abril (Prensa Latina) – La tragedia del hundimiento de un barco en el río Congo ha dejado un saldo devastador de 148 muertos, según las últimas cifras proporcionadas por las autoridades locales. Este luctuoso evento ocurrió esta semana en la República Democrática del Congo y ha conmocionado a la nación, que ya ha enfrentado desastres marítimos en el pasado. Aparte de la aterradora cantidad de víctimas fatales, hay alrededor de 100 personas que permanecen desaparecidas, lo que plantea la posibilidad de que la cifra de muertos siga aumentando en los próximos días.
La falta de una lista de pasajeros ha complicado enormemente los esfuerzos de rescate y recuperación en el lugar del accidente. El jefe de la Comisión Ríos de la provincia ecuatoriana oriental, Compétent Mboyo, ha declarado que la ausencia de registros precisos dificulta conocer el número exacto de personas que se encontraban a bordo en el momento del naufragio. Esta situación es particularmente angustiante para las familias de aquellos que aún están desaparecidos, que continúan esperando noticias sobre sus seres queridos mientras el tiempo avanza.
Hasta la fecha, se han reportado alrededor de 150 sobrevivientes, quienes han recibido atención médica y apoyo por parte de las autoridades locales y organizaciones de auxilio. Sin embargo, las condiciones en el río Congo son sumamente peligrosas, y la infraestructura para la seguridad marítima en la región ha sido objeto de críticas. Muchos ciudadanos locales piden a las autoridades que implementen medidas más estrictas para garantizar la seguridad y prevenir futuros naufragios, ya que las tragedias no son un fenómeno aislado.
Este evento fatídico sigue a otro naufragio que tuvo lugar la semana pasada en la misma región, que resultó en la muerte de 72 personas. La repetición de tales incidentes ha encendido alarmas sobre el estado de los transportes fluviales en el país, donde la escasez de medios de transporte seguros obliga a muchas comunidades a depender de embarcaciones menos seguras. La combinación de mala gestión, falta de equipos adecuados y regulaciones laxas han contribuido a la grave situación de seguridad en las aguas de la RDC.
Los funcionarios del gobierno han prometido investigar las causas del hundimiento y garantizar que se rindan cuentas a los responsables. Mientras tanto, una ola de solidaridad se ha manifestado en todo el país, con personas que se han preparado para ayudar a las familias afectadas por esta tragedia. La reciente serie de naufragios ha expuesto no solo las carencias en la seguridad acuática, sino también la resiliencia de la comunidad congoleña frente a la adversidad.