El viernes pasado se reportaron cinco presos muertos en la Penitenciaría del Litoral, la principal cárcel de Guayaquil, Ecuador. El hallazgo se produjo en medio de un ambiente tenso, marcado por los recientes enfrentamientos entre bandas narcotraficantes en las calles de la ciudad, que dejaron un saldo trágico de 22 muertos y seis heridos. La SNAI, el organismo estatal encargado de las prisiones, confirmó que las cinco víctimas no presentaban signos vitales durante los controles de seguridad realizados en el penal.
Las autoridades especulan que estos fallecimientos en la cárcel podrían estar relacionados con la violencia desatada el día anterior, cuando se registraron intensos tiroteos entre dos bandas rivales en el noroeste de Guayaquil. Esta escalada de violencia ha llevado a un incremento en el conflicto entre grupos criminales, y expertos indican que lo ocurrido en la penitenciaría puede ser vista como una represalia por la masacre en la calle. El SNAI indicó que las causas detrás de este lamentable evento están bajo investigación y se están llevando a cabo autopsias para esclarecer las circunstancias.
A medida que avanzaba el día, familias de los presos comenzaron a llegar a la morgue local en busca de información sobre sus seres queridos. Aunque la SNAI emitió un comunicado por la noche, aclarando que no se había registrado un amotinamiento, la preocupación de los familiares era palpable. Los vínculos entre los sucesos en la calle y en la prisión son cada vez más evidentes, creando un clima de incertidumbre y temor entre los que esperan noticias de los reclusos.
La Penitenciaría del Litoral, conocida como Guayas 1, es el centro carcelario más grande dentro del complejo de prisiones de Guayaquil, donde aproximadamente 12,000 reclusos cumplen condena. A raíz de la creciente violencia, el gobierno ecuatoriano, bajo la administración de Daniel Noboa, decidió militarizar las cárceles desde el año pasado. Esta drástica medida se implementó en respuesta a la declaración de un “conflicto armado interno” contra las organizaciones delictivas que operan en el país.
La situación en las cárceles ecuatorianas sigue siendo crítica, con un sistema penitenciario que enfrenta severos desafíos de seguridad y hacinamiento. Los incidentes de violencia, tanto dentro como fuera de los centros penitenciarios, han puesto en relieve la necesidad de reformas sistemáticas y un enfoque integral por parte del gobierno para enfrentar el narcotráfico y las pandillas criminales. La atención continúa centrada en Guayaquil, donde los recientes eventos questionan la efectividad de las medidas actuales contra el crimen organizado.