Carlos Eduardo López Callejas, conocido como «Caliche», se convirtió en un testigo clave en el juicio al expresidente Álvaro Uribe, revelando intentos de manipulación en el testimonio de Juan Guillermo Monsalve. En su declaración, López Callejas confirmó que había tratado de convencer a Monsalve para que se retractara de sus acusaciones sobre la supuesta conexión de Uribe con grupos paramilitares. Según López Callejas, Monsalve había admitido que su testimonio era falso y que formaba parte de un plan orquestado por el senador Iván Cepeda. Sin embargo, estos intentos de persuadir al testigo no dieron frutos, reflejando la complejidad de las relaciones y los intereses en juego dentro del caso.
La amistad entre López Callejas y Monsalve se forjó en el contexto de la prisión, donde Monsalve cumplía una condena por graves delitos. López Callejas relató que fue presentado a Monsalve por un escolta en una feria de ganado y que, motivado por su afinidad política hacia Uribe, decidió ayudar al exmandatario. En su declaración, López Callejas insinuó que tenía la capacidad de obtener una retractación de Monsalve, lo que desató un peregrinaje por las sedes del Centro Democrático, buscando apoyo para su causa. A pesar de sus actos, López Callejas se vio obligado a confesar que nunca contactó directamente a Uribe, lo que planteó dudas sobre su credibilidad.
El contacto que López Callejas estableció con Álvaro Hernán Prada, actual magistrado, fue crucial en su intento de ayudar a Uribe. Según López Callejas, después de haber pasado por diferentes interacciones dentro del partido político, Prada se comunicó con Uribe y le expuso la situación, a lo que el expresidente respondió: «Ojalá el señor diga la verdad». Sin embargo, la falta de contacto directo con Uribe por parte de López Callejas llevó a la pregunta de su veracidad y de los fines reales detrás de su intervención, empañando aún más la dinámica del caso.
A medida que el juicio avanzaba, la credibilidad de López Callejas se vio comprometida no solo por sus confesiones sobre las mentiras que había fabricado, sino también por el testimonio de otros involucrados. Monsalve, por su parte, mantuvo su versión y aseguró que fue objeto de presión para retractarse, lo que configuró un escenario de desconfianza y confusión. López Callejas, a pesar de sus esfuerzos, se encontró en una posición vulnerable, siendo descalificado por la defensa en el juicio y acusando a sus propios intentos de obtener pruebas como una rutina deshonesta.
El caso sigue adelante con la introducción de nuevos testigos, como Rodrigo Vidal Perdomo, quien aunque validó parcialmente la historia de López Callejas, también mostró reticencia a profundizar en ciertos detalles, alegando problemas de memoria debido a su avanzada edad. Esta atmósfera de testimonios contradictorios añade una capa adicional de intriga al juicio, donde la verdad parece ser un bien escaso. Con el futuro de Álvaro Uribe cada vez más en juego, el desenlace de este complejo rompecabezas legal promete ser de gran interés público.