El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, provocó una ola de críticas durante su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde realizó un ataque contundente contra las democracias europeas. En lugar de centrarse en la guerra en Ucrania, Vance optó por acusar a los líderes europeos de alejarse de los valores democráticos fundamentales, afirmando que la mayor amenaza para Europa no es Rusia ni China, sino los problemas internos que enfrenta el continente. Su intervención fue recibida con un notable silencio en la sala y generó reacciones adversas, incluyendo la condena del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, quien calificó sus comentarios de «inaceptables».
Durante su discurso, Vance se centró en la gestión de la migración en Europa, señalando que muchos votantes no respaldan la apertura de fronteras a millones de inmigrantes y argumentando que, a pesar de las diferencias de opinión, el Brexit es un claro indicativo de este sentimiento. «La amenaza que más me preocupa respecto de Europa no es Rusia, no es China, sino un retroceso en los valores fundamentales que compartimos», enfatizó. Estas declaraciones resonaron en un contexto donde varios países europeos han estado luchando con el aumento de la migración y el ascenso de partidos políticos populistas, lo que ha añadido combustible a la polarización política.
Vance no se detuvo ahí y también criticó la reciente legislación en el Reino Unido que limita las protestas en torno a servicios de aborto, alegando que se violan las libertades de los ciudadanos religiosos. Su comentario sobre la situación del veterano británico que fue condenado por orar silenciosamente en una zona de seguridad en una clínica de aborto fue un intento de ilustrar lo que él considera una erosión de las libertades fundamentales en Europa. Este tipo de discurso, que mezcla preocupaciones culturales con política internacional, ha sido parte de la estrategia de Vance y su administración, alineándose con la narrativa de la era Trump.
El vicepresidente estadounidense también hizo referencia a las elecciones en Alemania, donde los líderes políticos han mantenido un firme rechazo a colaborar con la extrema derecha, algo que Vance cuestionó al afirmar que «no hay lugar para cortafuegos» en la democracia. Su postura generó una inmediata respuesta del ministro de Defensa alemán, quien subrayó la importancia de preservar las instituciones democráticas frente a la influencia de partidos extremistas. Pistorius argumentó que la democracia debe defenderse de las amenazas internas y no puede ser moldeada por una minoría ruidosa, dejando claro que la comparación de Vance con regímenes autoritarios fue desproporcionada.
Finalmente, Vance dirigió su mirada hacia Rumania, aludiendo a las recientes elecciones anuladas por supuesta interferencia rusa y sugiriendo que la fragilidad de la democracia rumana se debe a su debilidad intrínseca. A pesar de sus comentarios provocadores, el primer ministro rumano reafirmó el compromiso de su nación con los valores democráticos. En un momento de cierre, Vance se reunió con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, quien enfatizó la necesidad de avanzar en las conversaciones para poner fin a la guerra, aunque la situación se complicó aún más con la negativa de Rusia a participar en la cumbre.