Ramallah, 2 de mayo (Prensa Latina) — En una grave denuncia, las autoridades palestinas en la Franja de Gaza acusaron hoy al Estado de Israel de implementar tácticas que utilizan el hambre como una forma de guerra contra la población civil. Esta acusación surge en un contexto de intenso conflicto, donde se informa de que el ejército israelí ha llevado a cabo ataques sistemáticos a las infraestructuras que sustentan la alimentación de los ciudadanos, incluyendo instalaciones de ayuda humanitaria y panaderías, agravando de este modo la situación ya crítica en el territorio.
La Oficina de Prensa del Gobierno en Gaza ha hecho eco de evidencias que indican que estos actos no son meras repercusiones del conflicto militar, sino parte de una estrategia deliberada que busca castigar a la población civil. En un comunicado, se afirmó que la destrucción de fuentes de alimento y la obstrucción de la llegada de ayuda humanitaria constituyen violaciones claras y graves del derecho internacional, en particular de las disposiciones establecidas en el Artículo 54 del Protocolo Adicional I de las Convenciones de Ginebra.
Además, se enfatizó el carácter criminal de estos actos, ya que, según la declaración de la Oficina, constituyen no solo una violación de los derechos fundamentales de los habitantes de Gaza, sino potencialmente crímenes de genocidio conforme a lo estipulado por el Artículo 28 del Estatuto de Roma. La comunidad internacional se enfrenta a la urgente necesidad de abordar estos señalamientos, dada la gravedad de las acusaciones y el impacto devastador en la vida de miles de personas.
El impacto de estas prácticas, según la Oficina, ha resultado en la muerte de miles de civiles, aumentando el riesgo real de inanición para cientos de miles más. Esta situación ha llevado a algunos analistas a argumentar que la crisis alimentaria en Gaza se ha convertido en un arma coercitiva que busca doblegar la resistencia de la población a través del sufrimiento extremo y la privación de necesidades básicas.
Al mirar hacia el futuro, queda claro que la comunidad internacional debe actuar con rapidez para garantizar que la asistencia humanitaria llegue a quienes lo necesitan y para investigar las denuncias de uso del hambre como un arma de guerra. La hambruna en Gaza, más que una consecuencia incidental del conflicto, es vista como una política punitiva en sí misma, que debe ser condenada y reprimida a través de mecanismos de justicia internacional adecuados.