En su más reciente discurso, el presidente Gustavo Petro admitió que, aunque ha logrado una reducción marginal de la tasa de homicidios en comparación con el gobierno de su antecesor, Iván Duque, las cifras siguen siendo preocupantes. Rodeado de la cúpula militar, Petro enfatizó que la inseguridad sigue siendo un desafío importante para su administración. A lo largo de casi tres años de mandato, el presidente ha enfrentado una creciente presión por parte de la opinión pública y de la oposición, quienes le critican por no haber cumplido con sus promesas de mejorar la situación de seguridad en el país.
La controversia respecto a las cifras de homicidios se intensificó cuando Petro reveló, hace menos de un mes, que el primer trimestre de 2023 presentó un aumento en la tasa de homicidios en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este reconocimiento ha generado dudas sobre la eficacia de las estrategias implementadas por su gobierno en materia de seguridad. Diversos analistas señalan que, a pesar de los esfuerzos, el crimen organizado y la violencia han continuado afectando profundamente a varias ciudades del país.
Durante su alocución, Petro también aprovechó para criticar a los medios de comunicación y las decisiones judiciales que han restringido su capacidad de comunicar de manera directa con la ciudadanía. «Este tipo de intervenciones están bajo censura, no hay otra palabra», afirmó, lo que refleja la tensión existente entre su administración y el aparato mediático. A través de una hoja, Petro expuso las cifras de homicidios desde 1990, un gesto inusual que ha sido ampliamente comentado y que subraya su intento de cambiar la narrativa en torno a su gestión.
En su análisis de las estadísticas, el mandatario subrayó que las tasas de homicidio alcanzaron niveles alarmantes entre 1990 y 1994, una época oscura en la historia del país. Sin embargo, al no presentar cifras concretas de 2025, muchos han cuestionado la transparencia de su administración. A medida que la violencia continúa afectando a las diferentes regiones del país, la falta de datos claros ha llevado a críticas más severas y dudas sobre si realmente se está avanzando hacia una solución duradera a la violencia.
Finalmente, el presidente Petro reconoció que se enfrenta a un «fenómeno diferente» en términos de homicidios, un fenómeno que aparentemente tiene un poder estructural que nadie puede ignorar. Hizo un llamado a la unidad y la colaboración entre las instituciones para abordar este desafío, pero sus palabras resonaron con un tono de resignación. Mientras las ciudades principales reportan un incremento de homicidios, el reto para su gobierno sigue siendo titánico; los ciudadanos esperan respuestas más contundentes y efectivas en la lucha contra la criminalidad.