En un alarmante episodio de estafa, Karen Díaz, una emprendedora colombiana y dueña de la chocolatería Amapola, casi pierde la friolera de 18 millones de pesos debido a un ingenioso plan de fraude. Esta situación se desató tras invertir en publicidad en redes sociales con la esperanza de atraer a nuevos clientes. Todo parecía ir bien hasta que recibió un mensaje de una mujer identificada como «Gabriela», quien solicitó un pedido masivo de 300 cajas de chocolates. La oferta, aunque tentadora, pronto reveló inconsistencias que encendieron las alarmas de la empresaria.
El primer signo de alerta llegó con la solicitud de una póliza de cumplimiento. Aunque Karen contaba con la mayoría de los documentos requeridos, no estaba familiarizada con el proceso relacionado con dicha póliza. En un intento por asegurarse de que todo estuviera en orden, decidió buscar asesoría profesional. Fue entonces cuando la supuesta cliente proporcionó un RUT del Registro Único Tributario de la Cruz Roja del Valle del Cauca, un documento que aparentaba ser legítimo y que inicialmente infundió confianza en Karen, pero que rápidamente se tornó sospechoso cuando se pidió una póliza de cumplimiento sin un contrato previo.
Con la ayuda de su abogado y asesora de seguros, Karen logró desentrañar el engaño detrás de la oferta. La intervención de estos expertos fue crucial para evitar que la emprendedora cayera en la trampa. Al pedir más información sobre el proceso, «Gabriela» desapareció, borrando todos los mensajes y documentos que había enviado. Esta situación no solo puso en riesgo los ahorros de Karen, sino que también subraya el creciente problema de las estafas dirigidas a emprendedores en Colombia.
Conscientes de la vulnerabilidad de muchos emprendedores, Karen decidió compartir su experiencia a través de TikTok, buscando alertar a otros sobre las señales de advertencia que podrían indicar una posible estafa. Entre estas señales se encuentran los pedidos grandes sin contacto previo, la solicitud de documentos sensibles, la presión para realizar pagos anticipados y la presentación de documentación sospechosa. Su historia se ha convertido en un importante recordatorio de la necesidad de estar siempre alerta en el mundo empresarial.
Las estafas a emprendedores son un fenómeno en aumento en el panorama colombiano, lo que requiere que los empresarios sean cada vez más cautelosos. La experiencia de Karen Díaz es un claro ejemplo de cómo un enfoque proactivo y la búsqueda de asesoría pueden marcar la diferencia entre el éxito y una pérdida devastadora. En un entorno donde las oportunidades de negocio son cada vez más competitivas, protegerse contra el fraude se ha vuelto esencial para la supervivencia de los pequeños y medianos emprendedores.