Este jueves, 13 de marzo, el cielo fue el escenario de un impresionante fenómeno astronómico: el primer eclipse lunar total del año. Muchos ciudadanos de América Latina y el Caribe se abstenieron de ir a dormir antes de la medianoche para disfrutar de la «Luna de Sangre», fenómeno que se caracteriza por el color rojizo que adquiere la Luna durante el eclipse. Este evento astrológico resulta de la alineación perfecta del Sol, la Tierra y la Luna, lo que provoca que la Luna quede completamente sumergida en la sombra que proyecta nuestro planeta.
El eclipse lunar comenzó a las 03:37 GMT del viernes, pero su visibilidad varió según el huso horario. En ciudades como Ciudad de México, el fenómeno inició a las 21:37 del jueves, mientras que en Buenos Aires y Santiago de Chile se desarrolló a la 00:37 del viernes. Gracias a la ubicación privilegiada de la mayor parte del hemisferio occidental, miles de personas pudieron observar este evento sin necesidad de equipo especial, aunque se recomendó encontrar un entorno libre de contaminación lumínica y cielos despejados para una mejor experiencia.
La luna llena se tiñe de un atractivo tono rojizo durante el eclipse debido a la filtración de la luz solar a través de la atmósfera de la Tierra. Esta atmósfera filtra la mayor parte de los rayos de luz azul, permitiendo que solo los tonos rojos lleguen a la superficie lunar. Por esta razón, el fenómeno se conoce como «Luna de Sangre», y se considera un espectáculo visual que ha atraído tanto a curiosos como a entusiastas de la astronomía. En Buenos Aires, por ejemplo, centenares de personas se congregaron en espacios abiertos para contemplar el hermoso espectáculo proporcionado por la naturaleza.
La fase total del eclipse lunar puede durar hasta 104 minutos, lo que es considerablemente más largo que los eclipses solares. Este fenómeno se debe a que el diámetro de la Tierra, que es cuatro veces mayor que el de la Luna, permite una sombra mucho más amplia. Los astrónomos y aficionados han observado con entusiasmo la belleza del fenómeno, marcando el 13 de marzo como un día especial que quedará en la memoria de quienes lo presenciaron a lo largo del continente.
Este tipo de eventos astronómicos no solo son disfrutados por los observadores casuales, sino que también contribuyen a la cultura y el conocimiento científico. La NASA y otras instituciones científicas han proporcionado gráficos y datos que ayudan a comprender cómo se desarrolla un eclipse lunar. La alineación exacta de los cuerpos celestes, el juego de luces y sombras en el espacio, y el color particular de la Luna son temas que generan interés y aprendizaje. Así, la «Luna de Sangre» no solo es un fenómeno estético, sino también una oportunidad para la reflexión y la admiración por la vastedad del universo.