Venezuela ha experimentado una crisis económica sin precedentes, que ha resultado en la pérdida de 55,3 millones de años de escolaridad, según un estudio del economista Omar Zambrano. Este análisis, titulado «Crisis económica y el colapso del acervo de capital humano venezolano», busca cuantificar el impacto de la migración masiva de trabajadores y el deterioro del mercado laboral en el país. Desde 2013, Venezuela ha perdido el 75% de su economía, y más de 4 millones de ciudadanos han abandonado el mercado laboral, un número que representa aproximadamente un tercio de la población activa. Esta situación crítica ha llevado a muchos a cuestionar cómo el país podrá reconstruir su capacidad productiva en el futuro.
Zambrano destaca que la migración masiva de venezolanos coincide con años de hiperinflación y devaluación del salario, lo que ha desincentivado a la población a trabajar. Durante el periodo entre 2012 y 2019, muchos preferían hacer colas para obtener alimentos básicos, que probablemente no alcanzarían a cubrir siquiera el costo de transporte para ir a trabajar. Este ciclo de pobreza y desesperanza ha resultado en una migración sin precedentes, donde miles de jóvenes y trabajadores calificados han dejado el país en busca de mejores oportunidades. El estudio revela que la falta de incentivos para trabajar ha desmantelado la base del capital humano necesario para la recuperación económica de Venezuela.
El perfil de los 4,1 millones de trabajadores que abandonaron el mercado laboral revela un alto costo para el país, ya que estos individuos poseen en promedio 12 años de educación. Esto equivale a una pérdida total de 55,3 millones de años de educación acumulada, un patrimonio invaluable para la sociedad venezolana. Además, esta diáspora no se compone solo de personas jóvenes, sino también de profesionales calificados, lo que afecta negativamente la capacidad productiva restante. La migración ha cambiado el tejido laboral en Venezuela, donde los empleadores enfrentan un dilema: muchas empresas han cerrado, pero las que permanecen abiertas no pueden encontrar personal adecuado.
A pesar de la leve recuperación económica que comenzó en 2021, gracias en parte a la dolarización y la liberalización de ciertos controles, la economía venezolana sigue enfrentando retos profundos. Las tasas de desempleo son altas y muchos jóvenes no encuentran razones para estudiar o trabajar si el mercado laboral no ofrece remuneraciones competitivas. La participación de la población femenina en el mercado laboral ha caído significativamente, pues muchas de ellas ahora dedican su tiempo a cuidar a familiares o buscar alimentos, asumiendo así un rol que complica aún más la recuperación del país. Sin un cambio estructural significativo, la amenaza de una nueva ola de migración persiste.
La situación actual de Venezuela requiere estrategias audaces para recuperar su capital humano perdido. Zambrano sugiere que se implementen políticas específicas para atraer de vuelta a los migrantes y fomentar el retorno de aquellos que han adquirido habilidades en el extranjero. Sin embargo, esto depende de la voluntad del gobierno de Nicolás Maduro de mejorar las condiciones económicas y sociales en el país, y de invertir en su sistema educativo, que actualmente opera a capacidades mínimas. El futuro de Venezuela podría depender de la capacidad de sus líderes para generar un ambiente que incentive a aquellos que se fueron a regresar y contribuir al desarrollo del país.