Las lluvias torrenciales que han azotado Cundinamarca en las últimas semanas han tenido un efecto colateral alarmante: la proliferación del caracol gigante africano, una especie invasora que está poniendo en jaque tanto la producción agrícola como la salud pública en la región. Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), la expansión de esta plaga ha sido severa y se ha monitoreado en 38 de los municipios bajo su jurisdicción, con una presencia preocupante del 35%. Este molusco, que se siente especialmente cómodo en condiciones cálidas y húmedas, ha comenzado a invadir patios, jardines y áreas verdes, desatando las alarmas entre los agricultores y las autoridades ambientales.
El caracol gigante africano, conocido científicamente como Achatina fulica, se caracteriza por su voracidad y capacidad de reproducción. Este molusco es capaz de alimentarse de más de 800 especies de plantas, lo que lo convierte en un peligro inminente para los cultivos locales. Más inquietante aún es su rápida reproducción: pueden poner hasta 400 huevos por ciclo, tres veces al año, lo que les permitirá proliferar rápidamente y desplazar a las especies nativas. Este fenómeno natural se ha visto intensificado por las condiciones climáticas recientes, lo que brinda a la especie condiciones óptimas para su multiplicación.
Además del daño que el caracol gigante africano provoca en la agricultura, este molusco supone un riesgo considerable para la salud humana. La CAR ha advertido que puede ser portador de parásitos que afectan el sistema nervioso central y el sistema digestivo, lo que representa una amenaza directa a la salud pública. El contacto con la baba de estos animales o el consumo de alimentos contaminados pueden resultar en graves enfermedades. Por tal razón, las autoridades han hecho un llamado a la población para que eviten manipular a estos caracoles sin las debidas precauciones y para que mantengan los alimentos alejados de áreas contaminadas.
Frente a esta situación, la CAR ha activado un plan de acción que incluye la sensibilización de la comunidad y acciones de limpieza en los ambientes más afectados. La directora regional, Camila Velásquez, ha instado a los ciudadanos a colaborar reportando cualquier avistamiento del caracol gigante africano. La entidad ha enfatizado que la erradicación de esta especie debe ser llevada a cabo por profesionales, siguiendo estrictos protocolos establecidos por el Ministerio de Ambiente para evitar agravar la situación.
Desde 2011, la resolución 654 del Ministerio de Ambiente ha permitido la captura y control del caracol gigante africano. Esta normativa establece que, aunque los ciudadanos pueden participar en su control, es fundamental no intentar exterminarlos por su cuenta. La coordinación con las autoridades ambientales es indispensable para asegurar que las acciones tomadas sean efectivas y no representen un riesgo para la salud de las comunidades o el ecosistema local. La situación actual en Cundinamarca subraya la importancia de la colaboración entre la población y las autoridades en la lucha contra esta plaga devastadora.