El asteroide 2024 YR4, un objeto de interés reciente para la comunidad científica, fue descubierto el 27 de diciembre de 2024 por el telescopio de la red ATLAS en Chile. Desde su hallazgo, ha despertado preocupaciones debido a su posible colisión con la Tierra en el año 2032. Con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros, este asteroide presenta una probabilidad de impacto del 2,3%, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Este nivel de riesgo ha llevado a la activación del Protocolo de Seguridad Planetaria, que busca coordinar medidas de prevención ante situaciones potencialmente catastróficas.
Los cálculos realizados por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) indican que el corredor de riesgo del asteroide 2024 YR4 abarca diversas regiones del planeta, incluyendo el norte de Sudamérica. Países como Ecuador, Colombia y Venezuela se encuentran dentro de las áreas potencialmente afectadas. Además, el océano Pacífico oriental y el océano Atlántico también se encuentran en la trayectoria del asteroide, lo que aumenta la preocupación sobre el impacto que podría tener en estas regiones si se llegara a concretar.
Las consecuencias de un impacto de un asteroide de este tamaño serían devastadoras. Comparado con el evento de Tunguska de 1908, que arrasó 2.000 kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, el 2024 YR4 podría liberar una energía similar. Si el asteroide impactara en una zona urbana, el daño podría ser incalculable, con la posibilidad de aniquilar una ciudad entera y provocar estragos en áreas circundantes. Este escenario ha impulsado a las autoridades y a las organizaciones internacionales a tomar medidas proactivas.
Ante la amenaza que representa el asteroide, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha activado el Protocolo de Seguridad Planetaria por primera vez en la historia. Este protocolo implica una colaboración entre la IAWN y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), que están trabajando juntos para evaluar la trayectoria del asteroide y considerar posibles medidas de mitigación. Entre estas medidas se encuentran la posibilidad de misiones de desvío o planes de evacuación en caso de que la situación lo requiera.
Es fundamental señalar que, a pesar de la probabilidad de impacto del 2,3%, existe un 97,7% de posibilidades de que el asteroide 2024 YR4 no colisione con la Tierra. A medida que se realicen más observaciones y se recopilen datos adicionales, los científicos esperan que esta probabilidad se reduzca aún más. Las próximas observaciones programadas con el telescopio espacial James Webb, que comenzarán en abril de 2025, jugarán un papel crucial en la obtención de información más precisa sobre el tamaño, la composición y la trayectoria del asteroide, lo que permitirá una evaluación más clara del riesgo.