El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá anunció el sábado que Colombia ha concedido asilo a Ricardo Martinelli, el expresidente panameño que se encontraba refugiado en la embajada de Nicaragua desde febrero de 2024. En un comunicado oficial, la Cancillería panameña informó que el presidente Gustavo Petro remitió una nota formal a su homólogo panameño, José Raúl Mulino, notificándole sobre la concesión de asilo. Este desarrollo marca un cambio significativo en la situación política de Martinelli, quien fue condenado en 2023 por cargos de corrupción, incluyendo lavado de dinero, y buscaba escapar de la justicia panameña mientras permanecía en la embajada nicaragüense.
La Cancillería de Panamá indicó que, tras el anuncio del asilo, se le otorgó a Martinelli un salvoconducto que le permitiera salir de su refugio diplomático. El exmandatario podría trasladarse de manera segura en un vehículo diplomático hacia el aeropuerto y, finalmente, volar hacia Colombia. En un emotivo mensaje publicado en su cuenta de X, Martinelli expresó su felicidad por haber llegado a Bogotá y agradeció tanto a Petro como a los gobernantes nicaragüenses, Daniel Ortega y Rosario Murillo, por brindarle protección durante su estancia en la embajada. Esta decisión ha suscitado reacciones mixtas en Panamá, donde muchos aún recuerdan su controversial mandato.
La decisión de Colombia de otorgar asilo a Martinelli parece haber resuelto un impasse que se había convertido en fuente de tensión diplomática. Desde su llegada a la embajada de Nicaragua, el expresidente había enfrentado una serie de obstáculos legales en su intento de salir del país. Si bien el gobierno de Nicaragua había inicialmente concedido asilo, las controversias sobre órdenes de captura emitidas por Panamá complicaron su situación. La Cancillería colombiana subrayó que su decisión se basó en tradiciones humanistas y el respeto a los derechos humanos, reafirmando el compromiso de Colombia hacia el asilo político en situaciones de persecución.
La historia jurídica de Martinelli, marcada por diversos escándalos de corrupción, ha sido un capítulo oscuro en su carrera política. Tras dejar el cargo, fue condenado por lavado de capitales, lo que complicó su futuro político y le impidió participar en las elecciones presidenciales de mayo de 2024. Los cargos en su contra incluyen su implicación en el caso de sobornos de Odebrecht, donde se le acusó de recibir pagos ilegales a cambio de contratos de obras públicas. A pesar de las condenas y las acusaciones, Martinelli ha mantenido que su situación es el resultado de una persecución política por parte de sus adversarios.
Aún habiendo estado fuera de Panamá, Martinelli no ha dejado de participar activamente en la política mediante declaraciones en redes sociales. Su llegada a Colombia podría ofrecerle nuevas oportunidades políticas, aunque su condena y los procesos judiciales en su contra siguen vigentes. La situación de Martinelli también pone de manifiesto los retos que enfrenta el sistema judicial panameño, que ha tenido que lidiar con la corrupción que imperó durante su gobierno. A medida que se desarrollan las repercusiones de este asilo, será crucial seguir de cerca cómo la política panameña y el estado de derecho se adaptan a esta nueva realidad.



















