La relación entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel ha atravesado un viaje de la cercanía a la frialdad, culminando en una ruptura pública sin precedentes en el panorama político argentino. Luego de llegar al poder en diciembre de 2023 como parte de una alianza que prometía un cambio radical, los primeros indicios de tensiones comenzaron a manifestarse en 2023, cuando se denunciaron discrepancias en las decisiones del gobierno desde el entorno de Milei. Sin embargo, fue el 25 de mayo de 2024, en la celebración de la Revolución de Mayo, cuando la situación se volvió particularmente tensa, ya que el presidente no saludó a Villarruel, un gesto que muchos interpretaron como una clara señal de distanciamiento.
La ruptura se agudizó tras la reciente sesión en el Senado donde se aprobaron leyes apoyadas por la oposición, acciones que Milei consideró como traición y que llevaron a un intercambio público de acusaciones. En redes sociales, Milei no dudó en llamar a su vicepresidenta «traidora» por haber permitido la sesión en su calidad de presidenta de la Cámara Alta. A su vez, Villarruel respondió con una crítica contundente, sugiriendo que el presidente debía comportarse «como un adulto» y cuestionando sus prioridades de gasto, insinuando que podría estar más enfocado en viajes y en la SIDE, en lugar de en subsidios sociales necesarios para los más vulnerables.
Ambos políticos, aunque del mismo espectro ideológico, representan facciones distintas dentro del partido de derecha. Mientras Milei, como economista libertario, se muestra reacio a cualquier forma de compromiso con otros actores políticos, la vicepresidenta Villarruel cuenta con una formación más conservadora y nacionalista. Su historia familiar, marcada por una profunda vinculación con las Fuerzas Armadas, ha moldeado su identidad política y su retórica. Desde su llegada al escenario político como activista defensora de víctimas de la violencia de los 70, hasta su ascenso con La Libertad Avanza, Villarruel buscó posicionarse en la política argentina más allá de la sombra de Milei.
La biografía de Villarruel, escrita por Emilia Delfino, pinta un retrato complejo de una mujer que proveniente de una familia militar ha tenido que lidiar con las tensiones inherentes a su papel en la política. La falta de conexión con Karina Milei, hermana del presidente y figura influyente en el partido, ha sido un factor clave en el deterioro de la relación entre la vicepresidenta y el presidente. Colapsos en la comunicación y una creciente desconfianza han llevado a Villarruel a intentar ocupar espacios que Milei ha dejado vacíos, buscar alianzas y actuar independientemente, lo que ha generado tensiones adicionales en un entorno ya complicado.
Con una voz que resuena fuertemente en oratoria y un marcado nacionalismo, Victoria Villarruel ha comenzado a vislumbrarse como una potencial aspirante a la presidencia. Su defensa de las víctimas de la violencia y su retórica confrontativa le han ganado tanto admiradores como detractores. A medida que la relación entre ella y Milei se deteriora, muchos analistas sugieren que podría estar forjando su propia carrera política, una que desafíe al actual presidente. A pesar de las tensiones y la reciente ruptura, el futuro político de Villarruel parece estar guiado por su ambición de liderazgo, lo que la podría convertir en una figura central en el escenario político argentino en los años venideros.



















