Jaime Ramírez Cobo, exasesor de la Presidencia de Colombia, ha abandonado el país en medio de un escándalo relacionado con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Su renuncia ocurre tras meses de investigación en los que la Fiscalía ha recopilado evidencia comprometedora, incluyendo chats que involucran a Ramírez en negociaciones de contratos favorecedores para congresistas. Este hecho se torna aún más inquietante debido a que, a pesar de que la Fiscalía tiene acceso a estos mensajes desde hace tiempo, hasta ahora no ha tomado ninguna acción efectiva contra los funcionarios implicados.
Ramírez, quien ha sido íntimo amigo de Laura y Andrés Sarabia, se encuentra supuestamente de vacaciones en Europa. Su salida coincide con las nuevas imputaciones anunciadas por la Fiscalía contra Olmedo López y Sneyder Pinilla, exfuncionarios de la UNGRD. Las evidencias han revelado que Ramírez se comunicó directamente con Pinilla para solicitar la aceleración de contratos de la entidad, en un contexto donde la corrupción y el tráfico de influencias son serias preocupaciones para la ciudadanía y las autoridades.
La situación se complica aún más a medida que se revela que Ramírez no actuó solo. Durante las investigaciones, la Fiscalía confirmó que él estuvo en contacto con varios individuos clave, incluyendo a la exasesora del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. La relación entre estos funcionarios y los congresistas ha expuesto una red más amplia de corrupción, al confirmarse que los contratistas eran recomendados por políticos a cambio de favores. Entre los nombres más mencionados en los chats se encuentran los de los representantes Wadith Manzur y Karen Manrique.
Curiosamente, a pesar de que la Fiscalía tiene en su poder pruebas concretas que vinculan a Ramírez con el escándalo, no ha hecho públicos los resultados de su investigación ni ha procedido a tomar acciones judiciales. Esta inacción contrasta con la urgencia de los casos, ya que los testimonios y la información sobre el tráfico de contratos han sido entregados desde hace meses por López y Pinilla, lo que suscita cuestionamientos sobre la efectividad del sistema judicial colombiano.
Finalmente, el entorno personal de Ramírez también ha llamado la atención. Su pareja, Daniela Andrade Valencia, exvicepresidenta de Fiduprevisora, es también figura central en esta red de controversias. Su relación ha crecido en la sombra de los escándalos, pues Andrade ha estado involucrada en la firma de contratos de la UNGRD, además de haber alertado sobre problemas en la transición del sistema de salud del Fondo del Magisterio. El viaje reciente a un concierto de Karol G, en compañía de figuras políticas implicadas, abre un nuevo capítulo de conexiones que podrían complicar aún más su situación.