La noche del lunes en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, que Carwin Javier Molleja había esperado con tanto entusiasmo junto a su madre, se convirtió en una tragedia devastadora. Carwin, un percusionista venezolano de 32 años que vive en la República Dominicana desde hace ocho, había invitado a su madre a disfrutar de una velada especial en el famoso «Lunes de merengue». Esta sería la primera vez que su madre vería al querido cantante Rubby Pérez, quien actuaría esa noche, pero lo que debería haber sido una celebración familiar terminó resultando en el derrumbe del techo, cobrando la vida de más de 218 personas, incluida la del artista.
Antes del fatídico incidente, Carwin describió el ambiente de Jet Set como un lugar vibrante y seguro, donde los asistentes disfrutaban de presentaciones de renombrados artistas. Con nostalgia, recordó cómo, tan solo una semana antes de la tragedia, había estado en el mismo lugar trabajando junto a otros músicos. Sin embargo, la confianza en la seguridad se desmoronó rápidamente cuando a eso de la 1 de la mañana, al percibir un ligero temblor, se dio cuenta de que algo grave estaba a punto de suceder. Desde su posición cercana al escenario, presenció cómo el techo colapsaba, dejando a todos en shock y caos.
En el momento del derrumbe, Carwin reaccionó instintivamente, abrazando a su madre mientras el estruendo y los gritos llenaban el aire. A pesar de que ambos sufrieron golpes y la pérdida de sus gafas, tuvieron la fortuna de salir con vida, pero no sin ver la desesperación que se vivió en el interior de la discoteca. Carwin narró que su mente estaba llena de gritos de auxilio y de una búsqueda frenética por sus amigos, quienes aún permanecían atrapados entre los escombros. A medida que trataba de ayudar a otros, se sentía impotente ante la magnitud del desastre.
La escena post-derrumbe fue desgarradora. Carwin describió el caos absoluto que se vivía, donde la gente intentaba rescatar a los heridos y se pregunta por el paradero del cantante que estaba en tarima al momento del colapso. A pesar de que los servicios de emergencia llegaron rápidamente, el joven lamentó que las máquinas para remover escombros tardaron en aparecer, dejando a muchos esperando en medio del desconsuelo. Carwin se negaba a abandonar el lugar, aterrado por la idea de que su amiga, Jessica, pudiera estar atrapada, pero finalmente tuvo que llevar a su madre a casa debido a sus lesiones.
A pesar de haber sobrevivido, Carwin luchaba con un profundo sentimiento de culpa por no haber podido rescatar a su amiga Jessica, quien fue encontrada muerta entre los escombros horas después. En su corazón, Carwin cargaba la angustia de no haber podido ayudarla y el horror de haber vivido una experiencia tan traumática y dolorosa. La tragedia en la discoteca Jet Set ha dejado una marca imborrable en la memoria de todo un país, así como una creciente preocupación sobre la seguridad de los espacios públicos en la República Dominicana. Dicha calamidad resuena no solo con las familias afectadas, sino con todos los que esperaban disfrutar de una noche de música, alegría y baile.