El ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, reafirmó este miércoles la postura de su país al rechazar la posible instalación de bases militares en su territorio, particularmente en relación con la protección del canal interoceánico. Esta declaración surge tras comentarios del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien sugirió la creación de una «base militar» para facilitar la colaboración entre las fuerzas armadas de ambos países. Ábrego, acompañado por Hegseth en una conferencia de prensa en la ciudad capital, dejó claro que el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha sido enfático en que Panamá no tolerará la presencia militar permanente de ningún país, incluyendo a Estados Unidos.
Hegseth había indicado que los ejercicios de defensa conjuntos que Panamá y Estados Unidos realizan regularmente podrían ser la base para el establecimiento de una instalación militar que garantice la seguridad del canal. Sin embargo, Ábrego destacó que, aunque Panamá valora la cooperación en seguridad con Estados Unidos, esta no debe implicar la aceptación de bases militares en su territorio. «Queremos y estamos claros de que necesitamos mantener una cooperación en materia de seguridad con los Estados Unidos y con sus Fuerzas Armadas, que es algo recurrente», añadió el ministro, subrayando la importancia de mantener la independencia del país.
La situación ha sido agraviada por un reporte de NBC News que sugirió que la administración de Donald Trump había ordenado a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos considerar opciones para aumentar la presencia de tropas en Panamá. Esta noticia generó una fuerte reacción entre los ciudadanos panameños, quienes recordaron que no hay tropas estadounidenses en el país desde la entrega del canal hace veinticinco años. Esta percepción de una posible re militarización del área es un tema delicado que afecta las relaciones bilaterales y la autonomía nacional.
El propio presidente Mulino se pronunció anteriormente sobre esta cuestión, asegurando que «no habrá bases militares de ninguna potencia, ya sea Estados Unidos o de cualquier otra parte del mundo». Esta declaración busca calmar las preocupaciones del pueblo panameño y reafirmar la soberanía nacional en la gestión del canal, un recurso estratégico tanto para Panamá como para la comunidad internacional. La vigilancia y seguridad del canal deben ser abordadas dentro de un marco de cooperación respetuosa y soberana, según las autoridades panameñas.
Durante su visita a Panamá, Hegseth también advirtió sobre el creciente interés de China en la región y afirmó que Estados Unidos no permitirá que el país asiático mantenga una «influencia maligna» sobre el canal. Este comentario añadió un matiz geopolítico a la discusión, intensificando el temor acerca de un eventual conflicto de intereses que involucre a potencias extranjeras en el control del canal interoceánico. La respuesta firme de Panamá refleja su deseo de mantener un equilibrio en las relaciones internacionales y preservar su soberanía frente a las presiones externas.