El 7 de octubre de 2023 es recordado como uno de los días más trágicos en la historia reciente, tras el ataque coordinado de Hamás en el sur de Israel, que resultó en la muerte de más de 1,200 personas, entre ellas 38 niños. Este episodio no solo dejó un saldo humano devastador, sino que también planteó serias preguntas sobre la seguridad y la convivencia en la región. En este segundo aniversario, el dolor sigue latente no solo en Israel, sino también en diferentes partes del mundo, donde las repercusiones de este ataque resuenan a través de manifestaciones y actos políticos que evidencian el impacto del conflicto israelí-palestino en diversas sociedades.
En Colombia, el gobierno del presidente Gustavo Petro ha decidido convocar a una serie de marchas pro-Palestina para conmemorar este día, lo que ha generado una controvertida polarización social. Las manifestaciones están programadas para el martes 7 de octubre, incluyendo una significativa protesta frente a la embajada de EE. UU. en Bogotá. Esta decisión de politizar una fecha marcada por el dolor de las víctimas israelíes ha sido duramente criticada, evidenciando cómo el actual gobierno busca movilizar a su base apoyada en una agenda que reprocha las acciones de EE. UU. e Israel, en el contexto más amplio del conflicto en Medio Oriente.
Los eventos recientes han llevado a la embajada estadounidense en Colombia a solicitar medidas adicionales de seguridad ante la posible escalada de tensiones. Esto ocurre después de una manifestación pro-Palestina que se tornó violenta, con actos de vandalismo registrados en el distrito financiero de Avenida Chile. A pesar de las advertencias sobre el potencial de violencia, el presidente Petro ha afirmado que el estado garantizará la seguridad durante las manifestaciones y ha instado a los colombianos a ejercer su derecho a la libre expresión de manera pacífica.
A medida que las marchas se desarrollan, la tensión geopolítica se intensifica. Mientras tanto, en Egipto, se llevan a cabo negociaciones para un cese al fuego entre Israel y Hamás, con el ex presidente estadounidense Donald Trump involucrado en las discusiones. Sin embargo, la situación en Gaza sigue siendo grave, con más de 50,000 muertos en el conflicto subsecuente y una catástrofe humanitaria inminente, lo que subraya la complejidad del conflicto y la influencia que eventos ocurridos en un país pueden tener en otro, como es el caso de Colombia.
Las reacciones a las manifestaciones en Colombia han sido diversas, desde la preocupación de figuras públicas como Ingrid Betancourt, quien ha calificado la temporalidad de las marchas como un ‘gesto de odio’, hasta exhortaciones por parte de autoridades para que los convocados mantengan la paz y el respeto. El 7 de octubre se convierte no solo en un recordatorio del sufrimiento humano, sino también en un reflejo de las tensiones sociales y políticas contemporáneas, donde las decisiones de los líderes pueden ser vistas como tácticas para movilizar bases ideológicas, en lugar de ser un ejercicio genuino de conmemoración y respeto a las víctimas.



















