El Ejército israelí anunció el domingo que sus tropas llevaron a cabo disparos de advertencia contra una multitud de palestinos en la región norte de Gaza, donde se habían congregado en espera de la llegada de camiones de ayuda humanitaria. Este incidente ha resultado en la muerte de al menos 81 personas y ha dejado alrededor de 150 heridos, según reportes de médicos y autoridades sanitarias en el enclave. La alarma ha aumentado entre la población, que cada día enfrenta la escasez de recursos vitales debido al conflicto.
Los ataques se concentraron en la ciudad de Beit Lahia, donde la gente se había reunido en un punto de distribución de ayuda. A pesar de que las Naciones Unidas y varias ONG han presionado por la entrega de asistencia humanitaria, los métodos de distribución se han vuelto cada vez más peligrosos. Testigos informan que el número de muertos podría ser incluso mayor, con hasta 50 cadáveres pendientes de ser recuperados de las calles tras la agresión Israelí.
El Hospital al Shifa, uno de los principales centros de salud en Gaza, recibió al menos 37 cuerpos de las víctimas, mientras que otras instalaciones también reportaron un afluente alarmante de heridos. El jefe de la Media Luna Roja Palestina, Nebal Farkash, indicó que su institución se ha visto abrumada por la cantidad de personas que requieren atención médica inmediata, lo que ha llevado a la necesidad de habilitar nuevas camas y recursos en sus instalaciones.
El Ejército israelí se defendió alegando que los disparos fueron realizados como respuesta a lo que consideraron una «amenaza inmediata» representada por la masa de población reunida. A pesar de las descripciones de los testigos que contradicen la narrativa oficial, los funcionarios militares afirman que se están llevando a cabo revisiones sobre el incidente, aunque predominan las voces que critican la letalidad de la respuesta militar.
Este trágico evento ocurre en un contexto de creciente vulnerabilidad para los habitantes de Gaza, donde la llegada de ayuda humanitaria se ha vuelto limitada y susceptible a ataques violentos. La falta de seguridad y las medidas restrictivas impuestas por Israel han generado tensiones cada vez más intensas, llevando a la comunidad internacional a exigir un cese a la violencia y un enfoque renovado hacia la paz en la región.



















